Tanto los nebulizadores como los inhaladores son objetos médicos que han sido diseñados con el fin de facilitar el suministro de determinadas medicinas a los niños con algún trastorno de las vías respiratorias. Por lo general, estos utensilios transforman el medicamento de líquido a vapor, estado en el cual es posible que penetren en los pulmones, donde deben hacer su efecto. No obstante, también existen medicinas de este tipo que se presentan en forma de polvo, aunque también necesitan de estas herramientas para ser administrados.
Si existe en la familia algún menor con algún trastorno de las vías respiratorias, es posible que en algún momento los progenitores se hayan preguntado por el mejor método para suministrar el medicamento que se le haya prescrito: ¿inhalador o nebulizador? En esta decisión, intervienen varios factores. En primer lugar, hay unos métodos mejor que otros para el máximo aprovechamiento de la medicina, algo sin duda de gran relevancia. Sin embargo, habrá que tener en cuenta la mejor opción para nuestro hijo en concreto, pues cuanto más cómodo se sienta en el proceso, más se beneficiará de todo el potencial del tratamiento. Así que ¿cuál es el mejor?
Los inhaladores
Existen dos tipos de inhaladores: con dosificador o de polvo seco. Los primeros suministran una dosis del medicamento en forma de espray. Esta herramienta no es la más adecuada para los niños más pequeños, pues requieren de la coordinación de dos procesos. Por un lado, hay que activar el “soplo” (la dosis) del medicamento y, por el otro, el niño debe inhalar. En los segundos, los inhaladores de polvo seco, se debe seguir el mismo procedimiento coordinado, pero con el agravante de que la medicina, al estar en forma de polvo, es más difícil de inhalar. Esto sin duda no ayuda a aprovechar correctamente el tratamiento. Por ello, los médicos son partidarios de recetar los primeros, con dosificador.
Los nebulizadores
Los nebulizadores son aparatos que tienen un funcionamiento más sofisticado que los inhaladores. Para empezar funcionan con la corriente o con pilas, y suelen estar compuestos por cuatro elementos: motor, copa, tubo y mascarilla facial. Su mecánica es sencilla: la medicina se dispone en la copa, que está unida al motor mediante el tubo. Por su parte, la mascarilla facial se inserta en la copa. Una vez puesto en marcha el inhalador, se produce un vapor que incorpora el medicamento que va hacia la mascarilla. El niño, que leva la mascarilla puesta, inhala el medicamento sin tener que participar en el proceso de manera activa. Esto sin duda facilita enormemente el suministro y el aprovechamiento total del tratamiento, con las ventajas que ello supone a todos los niveles, pero sobre todo médico.