La mascarilla CPAP es uno de los tratamientos más efectivos para la apnea del sueño. Como ya hemos explicado en otras ocasiones en este mismo blog, la mascarilla CPAP es un dispositivo que se coloca en el rostro del paciente para proporcionarle una presión positiva de aire. Esta presión es provocada por la máquina a la que va conectada la mascarilla.
De esta manera, mientras el paciente duerme, se consigue evitar el colapso de las vías respiratorias. Para poder seguir correctamente el tratamiento de la apnea del sueño, es fundamental contar con una buena mascarilla que se adapte al paciente.
En el mercado existen numerosos modelos y tipos de mascarillas CPAP. Cada tipo de dispositivo cuenta con sus propias indicaciones para su correcta colocación y su funcionamiento óptimo.
Sin embargo, en el artículo de hoy, te vamos a explicar, de manera generalizada, de qué manera puedes comenzar a usar tu mascarilla CPAP. Así que, si eres nuevo en los tratamientos para la apnea del sueño, o en el uso de la mascarilla CPAP, te recomendamos que te quedes hasta el final.
Recomendaciones al usar una mascarilla CPAP
Uno de los principales puntos que debes tener en cuenta es que, como se emplea durante el sueño, es muy importante que la mascarilla esté bien colocada para conseguir aprovechar al máximo las ventajas que te ofrece.
Debes saber que no es un dispositivo al que te acostumbres de inmediato. Por lo general, se requiere de un periodo de adaptación para que te acostumbres a dormir con ella puesta.
Te recomendamos que empieces por periodos de tiempo cortos, mientras te acostumbras a su uso. Y, conforme te vaya resultando menos incómoda, vayas incrementando el tiempo hasta que consigas pasar toda la noche con ella puesta.
Colocación de una mascarilla CPAP
Cada modelo de mascarilla tiene su propio sistema de colocación y sujeción. Sin embargo, de manera generalizada, podemos decir que no existen grandes diferencias entre las mascarillas nasales y faciales.
Las mascarillas CPAP nasales se colocan sobre la nariz del paciente y ofrecen un menor contacto durante el sueño. Por otro lado, las faciales cubren tanto la nariz como la boca.
Ambas cuentan con un arnés especialmente diseñado para una correcta sujeción y para garantizar la comodidad durante el sueño. Además, este arnés suele ser ajustable para que se adapte a cada persona.
La recomendación general para ajustar la sujeción es colocarla en la posición más suelta, e ir apretando hasta llegar al punto en el que la mascarilla se encuentre bien fijada.
Si no consigues que se adapte correctamente a tu fisonomía, es recomendable comprobar si el modelo cuenta con almohadillas intercambiables de diferentes tamaños. Debes probar las distintas opciones hasta encontrar cuál es la que mejor se adapta a ti.
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