Si últimamente nota que tiene ciertos problemas para poder dormir, o para ajustar el sueño después de que empiece el horario de verano, no tiene de qué preocuparse, ya que no es el único. Los expertos del sueño han llegado a la conclusión de que, aunque la diferencia de una hora no es un gran cambio, puede afectar al estado de ánimo y a la salud en general.
La tendencia que preocupa de este cambio es que puede aumentar el riesgo de síntomas gastrointestinales, dolor de cabeza y de las articulaciones, alteración de los niveles de azúcar en la sangre, presión arterial alta, etc. La alteración del sueño también puede desarrollar dificultades durante el sueño, provocando apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas y otros efectos del trastorno del sueño.
Según dice un médico especializado en atención primaria: “Con la mayoría de los adultos que necesitan de 7 a 8 horas de sueño de buena calidad cada 24 horas, cuando perdemos incluso una hora, acumulamos una deuda de sueño que puede afectar nuestro rendimiento y ser perjudicial para nuestra salud”.
En este artículo te sugerimos una serie de acciones muy sencillas que puedes realizar antes de que llegue el momento del cambio de hora, para así ayudar a facilitar la transición y mejorar tu salud poco a poco:
- Practicar una adecuada higiene del sueño: con la higiene del sueño nos referimos a los hábitos que influyen durante el sueño para bien o para mal. Hay que evitar consumir alcohol antes de dormir, ya que beber puede provocar que nos sintamos somnolientos en un principio. Por lo tanto, el alcohol causa cortes durante el sueño y una mala calidad de este.
- Cambiar gradualmente la hora de acostarnos: debemos intentar despertarnos unos 15 o 20 minutos antes de lo normal durante por lo menos dos o tres días. Después, un sábado por ejemplo, atrasa el despertador unos 15 o 20 minutos más. Si controlamos por pasos la hora de despertarnos, podemos ayudar a nuestro cuerpo a hacer una transición más delicada cuando llega el cambio de hora.
- Pasar más tiempo al aire libre: si nos exponemos a la luz natural podemos disminuir la sensación de cansancio que suele producirse por los cambios de hora. Si pasamos bastante tiempo al aire libre por el día, también suprimimos la producción de melatonina, que es una hormona que liberamos por la noche y nos ayuda a sentirnos cansados y listos para dormir.
- Evitar la cafeína antes de la hora de acostarnos: según afirman algunos estudios, cuando consumimos cafeína dentro de las seis horas antes de acostarnos, nos puede interrumpir el ciclo del sueño.
Si no dormimos lo suficiente, podemos ver afectado negativamente nuestro estado de ánimo, y si esto nos sucede a menudo nos puede provocar ansiedad y depresión, lo que crea aún más problemas para dormir.
Si después de realizar estas técnicas aún notas que te cuesta mantenerte despierto, tienes dificultad para concentrarte y recordar cosas, o sientes desmotivación, es probable que experimentes algún trastorno del sueño que no esté relacionado con el cambio de horario de verano. En este caso debe recurrir a la ayuda de un médico.