Sin duda es uno de los dilemas que más se plantean en aquellas personas que precisan de una terapia de oxígeno. Y sin duda también no es fácil responder con contundencia, pues depende de muchos factores, por lo que se requerirá por parte tanto del paciente como del médico de una evaluación exhaustiva de las propias características de las circunstancias de vida del afectado.
En el artículo de hoy explicaremos con detalle cada uno de los métodos para que se pueda escoger con total conocimiento de causa. Los sistemas portátiles de oxígeno están pensados para deambulación como complemento a la oxigenación en domicilio.
Portátil de oxígeno líquido:
La Seguridad Social proporciona al enfermo un aparato de oxígeno portátil, que cuenta con una bombona, cilindro o mochila que proporciona el oxígeno necesario al paciente para que pueda realizar sus actividades diarias allí donde esté. Este portátil debe recargarse desde el tanque nodriza que se encuentra en casa y que cada cierto tiempo deberá rellenarse. Este sistema tiene algunos inconvenientes. En primer lugar, suministra el oxígeno continuamente, tanto en la inhalación como en la espiración, por lo que parte del oxígeno se desperdicia. En segundo lugar, este oxígeno tiene un contenido de humedad insuficiente en comparación con el aire normal que respiramos, por lo que puede producir desde sequedad nasal y otro tipo de irritaciones en el paciente que precisa oxigenoterapia. En tercer lugar, encontramos en este sistema que muchos pacientes tienen ansiedad por quedarse sin oxígeno, pues los tanques de oxígeno se vacían con regularidad y se precisa que un operario acuda al hogar del paciente para recargar la bombona nodriza con regularidad, y eso a veces no funciona de la manera que debiera, con la consiguiente preocupación por parte del enfermo. Y más ansiedad produce el hecho de quedarse sin oxígeno fuera de casa, con las consecuencias que ello puede acarrear: depresión y aislamiento social, lo que incide negativamente en la recuperación.
Concentradores portátiles de oxígeno
En el otro lado del espectro encontramos el concentrador de oxígeno, que, al contrario que el portátil de oxígeno líquido, consigue el oxígeno del aire del ambiente, y aquí los beneficios son múltiples. Por un lado, se suministra el oxígeno tan solo en el momento en el que se necesita, es decir, cuando se inhala. Por el otro, el paciente deja se sentir ansiedad por quedarse sin suministro de oxígeno, pues está disponible continuamente. Además, nos olvidamos de las recargas. Por ultimo hay que destacar que la batería del concentrador puede recargarse en cualquier lugar donde exista una toma de corriente, lo que supone una total libertad de movimientos para el paciente y la confianza de que podrá trasladarse a cualquier sitio que desee, lo que redunda en una mayor confianza y seguridad, algo que sin duda es esencial tanto psicológica como físicamente.